Los Toronto Blue Jays viven días de euforia tras colocarse a una sola victoria de conquistar la Serie Mundial por primera vez desde 1993. La victoria 6-1 sobre los Dodgers en el Dodger Stadium dejó a la novena canadiense en una posición inmejorable antes de regresar a casa para el Juego 6, y la alegría no solo se sintió dentro del diamante, sino también fuera de él.
Una de las protagonistas inesperadas de la celebración fue Gaby Rodríguez, esposa del lanzador cubano Yariel Rodríguez, quien encendió las redes sociales con una publicación llena de humor y picardía dirigida a los aficionados de Los Ángeles. En una historia de Instagram, Gaby compartió una fotografía suya en el aeropuerto LAX, luciendo una sudadera negra con el número 29 —el de su esposo— y una gorra de los Blue Jays, mientras dejaba un mensaje que rápidamente se volvió viral: “Yo por todo el aeropuerto de Los Ángeles”.
Su publicación fue interpretada por los fanáticos como una divertida despedida hacia la ciudad luego de que Toronto ganara los dos juegos disputados en California. Pero Gaby no se detuvo ahí. Tras el quinto partido, compartió otra historia celebrando la victoria con un breve y contundente mensaje de tres palabras: “¡Ganemos esto!”, reflejando la confianza y el entusiasmo que rodea al equipo y sus seguidores.
Aunque Yariel Rodríguez no ha sido parte activa del roster de la Serie Mundial, ha permanecido junto al grupo, acompañando a sus compañeros en el viaje y aportando desde el ánimo y la unión. Su esposa y su hijo Harold han sido parte esencial de ese apoyo familiar que sostiene al lanzador cubano en su sueño de conseguir el anillo de campeón en apenas su segundo año en las Grandes Ligas, tras una carrera que lo llevó de Cuba a Japón antes de llegar a Toronto.
Gaby, conocida por su cercanía con los aficionados y su actitud positiva, también compartió un mensaje más reflexivo al final de la jornada. En una nueva historia, escribió: “Puedes tener un kilo de oro y que llegue alguien con un kilo de humildad, y brille más que tú”, un pensamiento que muchos interpretaron como un recordatorio de que la verdadera grandeza no siempre se mide en títulos ni lujos, sino en sencillez y corazón.