YULI GURRIEL Y EL EQUIPO CUBA – ULTIMAS NOTICIAS

Han pasado casi diez años desde aquel impactante momento en que los hermanos Yulieski y Lourdes Gurriel abandonaron la delegación cubana durante la Serie del Caribe de 2016 en República Dominicana. El hecho causó un terremoto mediático, tanto en la Isla como en el exilio deportivo. Hoy, Yuli Gurriel, ya retirado de la MLB, ha decidido romper el silencio y compartir detalles íntimos de aquel momento crucial.

En entrevista exclusiva para El Show de Swing Completo, el espirituano recordó cómo vivió su último juego con el uniforme del Equipo Cuba, mientras su mente, su corazón y su destino ya comenzaban a buscar un rumbo fuera del sistema que lo vio nacer como pelotero.


“CADA TURNO PODÍA SER EL ÚLTIMO”

“Yo estaba allí pero mi cabeza andaba en otra cosa. Salí del último juego de Industriales como mismo salí del último juego en Dominicana, pensando que cada uno podía ser mi último turno al bate allá y en el Equipo Cuba”, confesó Gurriel con visible carga emocional.

Aunque muchos atletas que contemplan abandonar el país suelen pasar desapercibidos en lo deportivo debido al estrés emocional, Yuli Gurriel rompió ese patrón. Terminó la Serie del Caribe 2016 con un impresionante promedio ofensivo de .450 (9 hits en 20 turnos al bate), a pesar de que esos contactos se tradujeron en solo dos anotadas y una impulsada.

“Cuando uno tiene en mente que se va a ir, suele tener campeonatos desastrosos, porque uno no está pensando en el béisbol. Pero yo siempre me dije que eso no podía pasar conmigo”, aseguró el infielder.


«NO PODÍAMOS DAR LA IMAGEN DE QUE HABÍAMOS ABANDONADO AL EQUIPO»

Uno de los momentos más humanos de la conversación llegó cuando Yuli relató el pacto silencioso que mantuvo con su hermano menor, Lourdes “Yunito” Gurriel Jr., también actual figura de la MLB.

“Siempre le decía a Yunito que teníamos que darlo todo en el terreno. Que si íbamos a irnos, tenía que ser después de terminar. Pero que no podíamos dejar la imagen de que habíamos dejado de luchar por el equipo”, expresó el campeón de dos Series Mundiales con los Astros de Houston.

Gurriel, que en 2016 ya tenía 32 años, reveló que durante mucho tiempo rechazó oportunidades para quedarse en el extranjero. Desde su etapa juvenil, recibió propuestas, pero la idea de la emigración no formaba parte de su mundo.

“Ni me pasaba por la cabeza quedarme. Pero después del Clásico Mundial de 2006, mi mente cambió por completo”, reveló.


UN EQUIPO CUBA EN DECLIVE Y UNA MENTE DESMOTIVADA

La Serie del Caribe de 2016 fue un reflejo de la decadencia del béisbol cubano en el contexto internacional. Los Tigres de Ciego de Ávila, representantes de Cuba, solo lograron una victoria en la fase de grupos y cayeron eliminados en semifinales frente a los Venados de Mazatlán, equipo que terminaría coronándose campeón.

Aun así, Yuli Gurriel fue elegido como mejor segunda base del torneo, formando parte del Todos Estrellas junto a Adonis García (3B) y Dariel Álvarez (BD), ambos con la camiseta del conjunto venezolano.

Pero más allá de los números, el mayor reto de Yuli fue mental.

“Me cayó una desmotivación muy grande como atleta. Era como darte cuenta de que ya no te quedaba nada por hacer”, confesó con franqueza.


LA DECISIÓN QUE MARCÓ UNA NUEVA VIDA

Lo que para muchos fue una “deserción”, para Gurriel fue un acto de liberación y de fidelidad a sí mismo. Aunque sus raíces cubanas siguen vivas, su realidad actual como figura consagrada del béisbol en el exilio no puede entenderse sin ese paso crucial dado en 2016.

Hoy, Yuli Gurriel es un ejemplo del talento cubano que, a pesar del peso del sistema, logró florecer en el máximo nivel del béisbol mundial. Su testimonio no solo añade una página más a la historia del deporte cubano, sino que humaniza el drama silencioso de muchos atletas que han tenido que elegir entre su patria y su futuro.


CONCLUSIÓN

Con palabras sinceras y mirada retrospectiva, Yuli Gurriel puso voz a un sentimiento compartido por generaciones de peloteros cubanos: el del amor al juego, la lealtad al equipo y el derecho a soñar con un futuro sin límites. Su historia es la de muchos, pero contada desde la altura de quien, a pesar de todo, sigue bateando por la dignidad.