QUEVERGUENZA!! COMISIONADO DE BEISBOL CUBANO HIZO EL RIDICULO CON ESTE COMENTARIO

La culminación de la III Liga Élite del Béisbol Cubano dejó más sombras que luces, y lo que debía ser una celebración por la victoria de Ciego de Ávila se convirtió en un nuevo episodio de cuestionamientos al estado actual del deporte nacional. El verdadero punto de inflexión no fue la calidad del juego —que fue duramente criticada durante toda la temporada—, sino la aparición pública del Comisionado Nacional de Béisbol, Juan Reynaldo Pérez Pardo, quien, en un intento por maquillar la realidad, terminó haciendo un ridículo público al tratar de enaltecer lo que a todas luces fue un torneo deslucido y lleno de deficiencias estructurales.

Durante su intervención en el programa televisivo Bola Viva, el máximo dirigente del béisbol en la isla presentó una versión del campeonato que contrastó radicalmente con la vivida por los aficionados, jugadores y especialistas. Habló de una “liga con mucha calidad”, resaltó el “deseo de los jugadores por defender sus equipos” y elogió el “apoyo de las provincias”, declaraciones que, más allá del optimismo, denotaron una desconexión alarmante con la realidad. La falta de competitividad, el bajo nivel técnico, las gradas semivacías y los errores constantes fueron algunos de los elementos que marcaron la tercera edición del certamen.

Uno de los temas más polémicos que abordó fue el de las contrataciones de peloteros en medio del torneo. En lugar de reconocer el impacto negativo que estas bajas provocaron en la calidad de los equipos y en la estabilidad del campeonato, Pérez Pardo defendió la práctica como una necesidad económica para el país. Según sus palabras, las contrataciones en el extranjero son “una prioridad del país” y representan “una necesidad para el jugador, su familia y el béisbol cubano”. Bajo esa lógica, la constante fuga de talento durante la temporada no sería un problema, sino una política estratégica aceptada e incluso justificada.

Más preocupante aún fue la manera en que intentó minimizar la magnitud del problema, asegurando que “no fueron muchos los que salieron”, a pesar de que los equipos sufrieron numerosas bajas de jugadores clave justo cuando más los necesitaban. Al comparar la situación cubana con lo que ocurre en otras ligas internacionales, el comisionado incurrió en una falacia: en otras partes del mundo, los movimientos de jugadores se realizan bajo estructuras sólidas, contratos transparentes y calendarios que no se superponen. En Cuba, la improvisación y la falta de planificación reinaron, lo que provocó que la Liga Élite perdiera aún más credibilidad.

Al final, Juan Reynaldo Pérez Pardo se lavó las manos y descargó parte de la responsabilidad en las autoridades provinciales, afirmando que “son estas las que autorizan la salida de los jugadores”. Esta declaración no solo muestra una preocupante falta de liderazgo, sino que también pretende repartir culpas en lugar de asumirlas, obviando que la Comisión Nacional debería ser la principal entidad reguladora del calendario y de la gestión de los recursos humanos del deporte.

Lo que quedó claro tras su intervención es que la dirección del béisbol cubano parece más interesada en justificar el desastre que en resolverlo. En lugar de enfrentar con honestidad los errores y trabajar por una liga digna del legado del béisbol cubano, se opta por la negación y la propaganda. El pueblo, los atletas y la historia merecen algo mucho mejor.