La situación física de Yordan Álvarez ha sido una de las más seguidas por la afición de los Houston Astros durante la presente temporada de la MLB. El toletero cubano, considerado una pieza clave en la ofensiva del conjunto texano, fue apartado de la alineación titular el pasado 3 de mayo por molestias en su mano derecha. Desde entonces, su proceso de rehabilitación ha estado marcado por avances lentos y una frustración palpable por parte del jugador. Lo que inicialmente parecía un descanso breve para evitar mayores complicaciones, terminó extendiéndose más de lo previsto, afectando no solo su condición física, sino también su estado anímico y rendimiento.
El 5 de mayo fue colocado oficialmente en la lista de lesionados, con la expectativa de que su regreso sería rápido. Sin embargo, al llegar la fecha de elegibilidad para ser activado, el 13 de mayo, el manager Joe Espada decidió no apresurar el proceso. La prioridad era clara: permitir que Álvarez se recuperara por completo antes de volver al terreno. Días más tarde, en una entrevista previa al encuentro del 19 de mayo frente a Tampa Bay Rays, el propio Yordan confesó que si bien el dolor había disminuido considerablemente, todavía no podía hacer swings a máxima intensidad ni enfrentarse con comodidad a pitcheos rápidos. “Ha sido muy frustrante. No pensé que iba a tomar tanto tiempo. Ha sido más del que había anticipado”, comentó el cubano con honestidad.
Antes de la lesión, Álvarez era uno de los bateadores más temidos de la liga. Su capacidad para generar extrabases, impulsar carreras y cambiar el rumbo de un partido con un solo swing lo hacían indispensable. Pero desde su regreso parcial, su producción ha caído notablemente: apenas promedia .210 con tres jonrones y 18 impulsadas en 121 turnos al bate. Estas cifras distan mucho de su nivel habitual, donde solía mantener un OPS por encima de .900 y superar los 30 cuadrangulares por temporada. Aunque no ha utilizado la lesión como excusa, admitió que la presión interna de no rendir a su nivel habitual ha sido difícil de manejar. “No hay justificación para los resultados que he estado teniendo”, señaló, dejando entrever la exigencia personal que lo caracteriza.
El staff técnico de los Astros, liderado por Joe Espada, ha sido cauto. El plan es claro: Álvarez no volverá hasta que su recuperación sea total. El protocolo de regreso incluye ejercicios de bateo sin dolor, prácticas con lanzamientos progresivamente más rápidos, y simulaciones de juego antes de su reaparición oficial. Espada fue tajante al respecto: “Lo quiero de regreso cuando se sienta al 100%, y podamos tenerlo de vuelta y mantenerlo en la alineación sin tener que hacer otra pausa y volver a empezar”.
A pesar de la ausencia de su principal artillero, la ofensiva de Houston se ha mantenido competitiva, con un wRC+ de 112, ubicándose entre las mejores alineaciones de la liga. No obstante, el promedio de apenas 4.3 carreras por juego refleja la diferencia que puede marcar un bate como el de Álvarez. Su eventual regreso no solo reforzará el orden ofensivo, sino que también podría devolverle al equipo el impulso necesario para afrontar el tramo decisivo de la temporada. Con la salud como prioridad y la mente enfocada en volver en plenitud, el regreso de Yordan Álvarez es una esperanza latente que puede cambiar el rumbo de los Astros en la contienda por la postemporada.