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Víctor Víctor Mesa, un nombre que resonó con gran fuerza en el ámbito del béisbol tras su llegada a las Grandes Ligas, ha visto cómo su carrera ha tomado un rumbo inesperado y complicado. Nacido en Santa Clara, Cuba, Víctor Víctor fue considerado uno de los prospectos más prometedores de los Miami Marlins, un jugador que prometía no solo por su talento en el campo, sino también por su legado familiar, siendo hijo de un reconocido beisbolista y manager cubano. En 2018, su firma con los Marlins se selló con un impresionante bono de más de cinco millones de dólares, una cifra que reflejaba las altas expectativas puestas en él.

A lo largo de su carrera en las ligas menores, sin embargo, estas expectativas se han visto frustradas. En cuatro temporadas, incluyendo 2023, su rendimiento fue decepcionante, promediando solo .233 con 254 hits en 1,091 turnos al bate, con un modesto total de ocho jonrones. A esto se suma su bajo OPS de .578, que evidencia sus dificultades para impactar en el juego. Con 27 años, Víctor Víctor se encuentra en una etapa donde muchos jugadores ya han establecido su presencia en las mayores, lo que hace aún más palpable la presión sobre sus hombros.

La situación de Víctor Víctor se tornó aún más compleja cuando, a finales de junio, se ausentó injustificadamente de los transportes y partidos del Jacksonville Jumbo Shrimp, el equipo en Triple A de los Marlins. Esta falta de disciplina surgió tras un altercado con la dirección del equipo, y parece haber sido un grito de frustración por el papel irrelevante que desempeñaba en la campaña. En total, solo participó en 13 juegos en la temporada, lo que evidenció su descontento y la desconexión con el club.

Ante esta falta grave, la organización de los Marlins decidió colocar a Mesa en la Lista Restringida el 27 de junio, y a principios de julio se retiró su nombre de dicha lista. La decisión de la directiva no fue solo una respuesta a su comportamiento, sino también una señal de que su futuro en la franquicia estaba en riesgo. La combinación de un rendimiento deficiente en el terreno de juego y problemas de disciplina ha hecho que su posición se sienta cada vez más precaria, dejando en el aire su futuro en el béisbol profesional.

Adicionalmente, circulan rumores en torno a su situación personal, con especulaciones que apuntan a que el cubano pudo haber abandonado el béisbol en busca de una nueva vida por una mujer. Esta narrativa ha ganado fuerza en los medios y entre la afición, reflejando cómo las decisiones personales pueden influir drásticamente en la carrera de un atleta. Si bien estas afirmaciones son difíciles de confirmar, la idea de que un jugador con tanto potencial decida alejarse del deporte por razones personales añade una capa de complejidad a su historia.

El caso de Víctor Víctor Mesa es un recordatorio de que el camino hacia el éxito en el béisbol no siempre es lineal. Los prospectos pueden caer en ciclos de desilusión y frustración, especialmente cuando las expectativas iniciales no se cumplen. A pesar de su prometedor inicio, Mesa enfrenta ahora un futuro incierto, uno que podría llevarlo a reevaluar su relación con el béisbol y sus objetivos personales.