Randy Arozarena continúa demostrando que su talento y constancia lo mantienen como uno de los jugadores cubanos más destacados en las Grandes Ligas. En la noche del sábado 10 de mayo, el jardinero pinareño volvió a brillar ofensivamente con un sólido doble que no solo ayudó a su equipo, los Seattle Mariners, sino que también le permitió establecer una nueva marca personal: 32 juegos consecutivos embasándose, la más larga de su carrera en MLB.
En este nuevo enfrentamiento, Arozarena fue alineado como quinto bate y jardinero izquierdo. En su primer turno, enfrentando al abridor Bowden Francis, fue retirado por la vía del ponche en apenas cuatro lanzamientos. Sin embargo, el cubano respondió con fuerza en su siguiente aparición al plato, reafirmando su capacidad para ajustar rápidamente y producir en momentos clave.
En la parte baja del cuarto inning, con Julio Rodríguez en segunda base y Cal Raleigh en primera sin outs, Arozarena encontró una slider de 80 MPH ligeramente alta y pegada, pero en zona buena. Sin dudarlo, conectó una sólida línea por el jardín izquierdo que salió disparada de su bate a 104 millas por hora, impactando a 337 pies del home contra los colchones del outfield. Aunque el patrullero Myles Straw reaccionó con rapidez y devolvió la pelota al cuadro, no fue suficiente para evitar que Rodríguez anotara la segunda carrera del encuentro para los Mariners. Este batazo representó el noveno doble de la temporada para Randy y la remolcada número 20, reflejo de su aporte constante a la ofensiva del equipo.
A pesar de terminar el juego con tres ponches en sus cuatro turnos oficiales, Arozarena se las ingenió para dejar una huella con su único imparable. Ese doble también le permitió alcanzar los 613 hits en su carrera en las Grandes Ligas, superando a Armando Marsans en el puesto 40 entre los jugadores cubanos con más imparables en MLB. Cada partido es una oportunidad para seguir ascendiendo en esa lista histórica, y Randy lo está aprovechando al máximo.
Más allá de la actuación puntual, lo más destacado de la noche fue la extensión de su racha de partidos embasándose a 32, una marca personal que comenzó el 31 de marzo ante los Detroit Tigers. Aquella vez, Arozarena se fue de 4-2 con doble, jonrón, boleto, una empujada y una anotada, iniciando una cadena que lo ha mantenido como un pilar ofensivo durante más de un mes.
Hasta el momento, el jardinero cubano acumula 30 hits, entre ellos nueve dobles y cinco cuadrangulares, con 20 carreras impulsadas y 17 anotadas. Ha recibido 26 boletos y robado ocho bases, mostrando su versatilidad como bateador y corredor. Su promedio ofensivo se sitúa en .236, cifra que ha mejorado en las últimas semanas gracias a su notable consistencia en el plato.
El impacto de Randy Arozarena no ha pasado desapercibido para figuras emblemáticas del béisbol. Ken Griffey Jr., leyenda de los Mariners y del Salón de la Fama, reaccionó con entusiasmo ante la actuación del cubano y afirmó que “Randy es el hombre en Seattle” y que “deberían construir un equipo ganador a su alrededor”. Estas palabras, provenientes de uno de los íconos más importantes en la historia de la franquicia, no solo validan el presente estelar de Arozarena, sino que también elevan las expectativas sobre su rol en el futuro de los Mariners.
El talento de Randy Arozarena y su capacidad para responder en momentos importantes lo convierten en una pieza clave para los Mariners en esta temporada. Mientras siga embasándose y produciendo de forma regular, su impacto seguirá siendo determinante, no solo para su equipo, sino también en el legado de los peloteros cubanos en las Grandes Ligas.