Aroldis Chapman vive en 2025 un momento de plena reivindicación en las Grandes Ligas, mientras las viejas heridas de su salida de los Yankees vuelven a mencionarse en el ambiente beisbolero. El zurdo cubano, ahora figura clave en el bullpen de los Medias Rojas de Boston, ha demostrado que a sus 37 años todavía puede dominar a los bateadores más peligrosos. Su temporada actual roza lo histórico: encadenó 17 apariciones consecutivas sin permitir hit ni carrera entre el 23 de julio y mediados de septiembre, consolidándose como uno de los relevistas más efectivos del momento. En una reciente serie en Fenway Park frente a los Yankees, incluso les cerró un partido permitiendo apenas una carrera de seguro en la novena entrada, prueba de su capacidad para imponerse en situaciones de alta presión.
Chapman ha sorprendido a propios y extraños, especialmente si se recuerda el abrupto final de su etapa en Nueva York. En la recta final de su estadía con los Yankees perdió el puesto de cerrador a manos de Clay Holmes y, peor aún, fue excluido del roster de postemporada de 2022 tras ausentarse de un entrenamiento obligatorio en el Yankee Stadium. Aquella ausencia desató una tormenta: el mánager Aaron Boone aseguró en su momento que el lanzador no tenía una “excusa aceptable” para faltar y la directiva lo multó. Chapman, por su parte, ha explicado que todos sabían que estaría en Miami en esas fechas y que nunca recibió una llamada que le informara que la práctica era obligatoria. “No puedo mover el tiempo al revés. Siento que era su responsabilidad llamarme para decirme que era una práctica obligatoria. Sabían cuándo iba a estar fuera en Miami”, dijo recientemente, insistiendo en que no hubo mala fe de su parte.
Pese a ese episodio, Chapman asegura no guardar rencor. Él mismo admite que en aquel entonces no estaba en su mejor momento y entiende la decisión del equipo. Desde entonces su carrera ha dado un giro inesperado: firmó con Kansas City en 2023, fue canjeado a Texas y ganó una Serie Mundial, y hoy en Boston disfruta quizás de la mejor campaña de su vida. Su WHIP de 0.669 es el más bajo entre los relevistas calificados de toda la liga y marca un récord personal, señal de un dominio que pocos anticipaban a estas alturas de su trayectoria.
Mientras los Medias Rojas pelean por un puesto en la postemporada, se vislumbra la posibilidad de un duelo de comodines entre Boston y Nueva York, lo que pondría a Chapman frente a su exequipo en un escenario de máxima tensión. Él, sin embargo, resta importancia a esa narrativa. “No pienso en eso. Solo juego. Trato de hacer mi trabajo e intentan hacer su trabajo”, afirmó con serenidad. Para los Yankees y su mánager Aaron Boone, el reencuentro con su antiguo cerrador traería inevitablemente recuerdos de aquel final turbulento, pero para Chapman representa simplemente otra oportunidad de demostrar que, más allá de las polémicas del pasado, su talento y capacidad de resiliencia lo mantienen entre la élite del béisbol.