Germán Mesa, uno de los torpederos más destacados en la historia del béisbol cubano, reveló recientemente que nunca aceptó ofertas para jugar en las Grandes Ligas, a pesar de ser tentado en múltiples ocasiones. Considerado un referente defensivo de las Series Nacionales y figura clave de Industriales y del equipo nacional, Mesa explicó que la decisión estuvo marcada por su lealtad a Cuba y su apego al béisbol local. “En mi época a todos los jugadores de la selección nacional les llegaban ofertas, lo que pasa es que nosotros no quisimos aceptarlas”, afirmó el veterano exjugador, quien actualmente se desempeña en el béisbol nicaragüense.
Mesa enfatizó que su elección no fue un rechazo al talento propio, sino una demostración de fidelidad a su país: “Somos fieles a Cuba, somos fanáticos a Cuba, y no teníamos la necesidad de estar inventando”. Para él, permanecer en Cuba y desarrollar su carrera dentro del sistema nacional fue una decisión consciente que reflejaba los valores de su generación, aunque reconoció que los tiempos han cambiado. “La mentalidad de hoy no es la misma, y ni yo puedo convencer a alguien de ahora, ni ese alguien puede hacerlo conmigo tampoco”, señaló, destacando la diferencia de contexto entre su época y la de los jóvenes jugadores cubanos contemporáneos.
Dentro de la memoria de los aficionados, Germán Mesa es recordado por su excepcional habilidad defensiva y por su presencia inquebrantable en el shortstop, un guante que generaba aplausos constantes en el Estadio Latinoamericano y en otros escenarios del país. Sin embargo, la discusión sobre quién fue el shortstop más completo de Cuba continúa vigente, con nombres como Eduardo Paret y Rey Ordóñez, este último compañero de Mesa en el pasado y quien decidió probar suerte en la MLB tras participar en las Universiadas de 1993. Ordóñez ganó tres Guantes de Oro consecutivos con los New York Mets, lo que generó un debate constante entre los fanáticos sobre la supremacía defensiva de ambos jugadores.
Más allá de su carrera como jugador, Mesa ha seguido vinculado al béisbol cubano y recientemente fue nombrado manager del equipo nacional que participará en el Clásico Mundial de 2026, tras imponerse en un proceso que incluyó a varios candidatos de renombre. Su trayectoria y principios reflejan no solo su talento, sino también su compromiso con el desarrollo del béisbol en Cuba, consolidándolo como un ejemplo de lealtad y dedicación al deporte nacional. Su legado se mantiene vivo tanto en la memoria de los aficionados como en su influencia sobre nuevas generaciones de jugadores cubanos.