ES UN ACTOR!! DIAZ-CANEL CAPTADO RECOGIENDO BASURA EN CUBA

En Cuba, la crisis social y económica sigue agravándose mientras el gobierno de Miguel Díaz-Canel intenta dar señales de gestión que la población percibe como insuficientes o simbólicas. El pasado 5 de octubre, Díaz-Canel se presentó en las calles de La Habana junto a su equipo de propaganda y su esposa para protagonizar una escena televisada de “recogida de basura”, mientras en otras zonas de la ciudad y del país la situación real permanecía sin cambios. Esta acción, ampliamente cubierta por los medios oficialistas, buscaba proyectar un mensaje de compromiso y trabajo comunitario, pero muchos cubanos la interpretaron como una mera puesta en escena frente a la crisis generalizada que atraviesa la isla.

La realidad para millones de ciudadanos sigue siendo crítica. Los apagones superan las 20 horas diarias en numerosas regiones; cinco de cada siete cubanos enfrentan problemas con el suministro de agua; la agricultura está en declive; la industria azucarera no resulta rentable; los hospitales carecen de medicinas; y la crisis sanitaria se profundiza. En paralelo, más de dos millones de cubanos han emigrado en los últimos tres años, reflejando un éxodo masivo ante la falta de oportunidades y servicios básicos.

Mientras tanto, el gobierno prioriza inversiones en sectores como hoteles vacíos, giras presidenciales al extranjero y proyectos de imagen pública, dejando de lado el desarrollo productivo y las necesidades esenciales de la población. La opacidad presupuestaria persiste, y datos recientes muestran que, por ejemplo, en 2022 el monto destinado al manejo de desechos sólidos en La Habana fue apenas de 6,5 millones de pesos cubanos, un porcentaje mínimo del presupuesto provincial. Las carencias de camiones, combustible, personal y vertederos colapsados evidencian que la supuesta solución de “movilización social” no atiende los problemas reales.

Los intentos de Díaz-Canel por trasladar la responsabilidad a los ciudadanos, invitándolos a limpiar su entorno mientras enfrentan dificultades con servicios básicos, salud y abastecimiento, son percibidos como insuficientes y desconectados de la realidad. Las protestas de familias que exigen agua, electricidad y soluciones inmediatas se han vuelto virales, reflejando la frustración y la desesperación de una población que ya no se conforma con escenificaciones mediáticas.

La estrategia oficial se enfrenta a un desgaste evidente: la actuación del gobernante no logra disimular el colapso estructural que afecta a la isla, y los cubanos siguen padeciendo las consecuencias de décadas de negligencia y falta de inversión en servicios esenciales, mientras la narrativa oficial intenta minimizar la magnitud de la crisis y disfrazar la incapacidad estatal con imágenes televisadas y discursos vacíos.