El boxeo cubano volvió a hacer historia el pasado 13 de junio en Buenos Aires, Argentina, donde dos de sus figuras más destacadas, Lázaro Álvarez y Erislandy Álvarez, defendieron con éxito sus títulos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en la cartelera profesional “Ko a las Dr*gas”. Ambos púgiles caribeños lograron victorias que les permiten mantener sus cinturones y reforzar sus posiciones en el ámbito profesional, aunque las formas en que consiguieron el triunfo fueron muy distintas y generaron distintas repercusiones entre los aficionados y expertos del boxeo.
El primero en subir al cuadrilátero fue el pinareño Lázaro Álvarez, quien se enfrentó al venezolano Jesús Muñoz. Desde el inicio, el cubano mostró una notable superioridad en técnica, ritmo y precisión, lo cual quedó en evidencia con cada golpe conectado. Muñoz, sin recursos defensivos y visiblemente inferior, fue sometido a dos conteos de protección antes de que el árbitro decidiera detener el combate en el cuarto asalto. El nocaut técnico fue el reflejo de una pelea completamente dominada por el “Príncipe”, quien de esta manera mantuvo su invicto en el boxeo profesional, sumando su novena victoria consecutiva y ratificando su condición de contendiente serio para peleas de mayor jerarquía en el futuro cercano.
Por otro lado, la presentación de Erislandy Álvarez, también miembro de la escuadra de los Domadores, fue mucho más discreta. El cienfueguero enfrentó al brasileño Eduardo Costa Do Nascimento en una contienda pactada a diez asaltos. Aunque el cubano se llevó la victoria por decisión unánime de los jueces, su actuación dejó dudas entre la crítica especializada. Erislandy, campeón olímpico y reconocido por su potencia y precisión, no logró imponer su estilo de forma clara. Se le notó físicamente por debajo de su mejor nivel y tuvo dificultades para descifrar la estrategia defensiva y el movimiento constante de su oponente. Si bien conectó los golpes más contundentes, su pegada no tuvo el efecto esperado, y el combate se extendió hasta el último asalto, lo cual generó cierta decepción en quienes anticipaban un triunfo más contundente.
Las reacciones no se hicieron esperar. Mientras Lázaro fue elogiado por su contundencia y determinación, Erislandy recibió críticas por su desempeño. Esta fue su segunda pelea consecutiva donde no logra brillar como se espera de una figura de su calibre. No obstante, el propio boxeador se mostró agradecido y optimista en sus redes sociales, destacando la importancia de haber retenido su título continental de la AMB. “Gracias a Dios por otra victoria y por retener mi título continental de la Asociación Mundial de Boxeo”, publicó en su cuenta de Facebook, mostrando su gratitud y determinación de continuar.
Ambos triunfos suman al historial positivo del boxeo cubano en el circuito profesional, aunque queda claro que mientras uno de sus exponentes va en ascenso y con paso firme hacia desafíos mayores, el otro deberá reencontrarse con su mejor versión para justificar su estatus dentro de este exigente deporte.