El boxeo cubano atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia reciente, luego de la decepcionante actuación en el Campeonato Mundial de la disciplina celebrado en Liverpool, Inglaterra, donde la selección apenas consiguió tres medallas de bronce a través de Erislandy Álvarez, Julio César La Cruz y Alejandro Claro. Por primera vez en la historia, la isla no logró colocar a ningún púgil en la disputa por los títulos, un hecho que provocó una ola de críticas tanto de la afición como de especialistas en el deporte. Ante la magnitud de este fracaso, Rolando Acebal, entrenador jefe del equipo nacional, decidió romper el silencio y ofrecer declaraciones al periodista Pavel Otero el 16 de septiembre, con el objetivo de explicar las razones de este retroceso sin recurrir a excusas.
Acebal comenzó dejando claro que no se ampararía en pretextos para justificar el desempeño. “Siempre que uno sale a una competencia dice que el equipo está bien, pero después, cuando pasa algo que uno no espera, vienen las justificaciones. Este no es el caso”, afirmó con contundencia. Sus palabras marcaron la pauta de una intervención en la que se propuso exponer con franqueza los problemas estructurales que enfrenta el boxeo cubano.
El técnico señaló como principal causa de la debacle la ausencia de competencias internacionales de alto nivel en el calendario de preparación. “El problema neurálgico del equipo está dado por la falta de competencias internacionales. Eso lo hemos planteado en todos los chequeos de la preparación. El boxeador cubano siempre ha estado adaptado a pelear bastante. Recordemos aquellos años de las Series Mundiales, que fue el mejor momento del equipo Cuba, donde se efectuaban más de 20 peleas en seis meses y fue cuando nuestros atletas obtuvieron los mejores resultados”, explicó Acebal.
La situación económica del país, que ha limitado los viajes y la participación en torneos de élite, también fue mencionada como un factor determinante. Según el entrenador, este año el Campeonato Mundial en Liverpool fue la primera competencia internacional para muchos de sus boxeadores. “Cuando llegamos a Liverpool nos dimos cuenta de que muchos atletas tenían roce, mucho ring y mucho fogueo. Se han celebrado tres Copas Mundiales y no pudimos participar en ninguna de ellas. Se han celebrado varios torneos en Europa con 30 o 40 países y no hemos podido participar”, lamentó.
Acebal confesó que el equipo se sintió prácticamente como un extraño en el evento, enfrentándose a rivales con un recorrido internacional muy superior. “Nosotros llegamos allí y éramos unos extraños. Pero participamos y pienso que fue un momento muy oportuno para el equipo, toda vez que comenzamos el ciclo y ya conocemos a muchos contrarios. Ahora es que vinimos a conocer todo el potencial que tienen los países”, añadió, intentando rescatar un aspecto positivo de la experiencia.
A pesar del tono autocrítico de sus declaraciones, el entrenador cerró con un mensaje de esperanza, asegurando que este traspié puede servir como punto de partida para reconstruir el camino. No obstante, sus palabras reflejan con claridad la raíz de la crisis: la falta de fogueo internacional y el estancamiento en la preparación han alejado al boxeo cubano de los días de gloria en los que dominaba los cuadriláteros del mundo. El reto ahora es recuperar la competitividad y devolver a la isla el lugar que alguna vez ocupó en la élite del pugilismo mundial.