Erislandy Lara, uno de los boxeadores cubanos más exitosos y respetados del siglo XXI, está a punto de enfrentar uno de los mayores desafíos de su carrera profesional. A sus 42 años, el veterano pugilista guantanamero tendrá la oportunidad de unificar tres cinturones mundiales en una pelea histórica que podría marcar el cierre dorado de una trayectoria llena de triunfos, disciplina y constancia.
El combate fue oficialmente confirmado para el próximo 6 de diciembre en San Antonio, Texas, dentro de una cartelera estelar que también incluirá el duelo entre Isaac Cruz y Lamont Roach. En esa noche, Lara se medirá ante el kazajo Janibek Alimkhanuly, quien ostenta un invicto de 17 victorias sin derrotas y actualmente posee los títulos de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). El cubano, por su parte, subirá al ring con la faja de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), con la intención de salir como campeón unificado de las 160 libras.
Para muchos, este enfrentamiento representa un choque entre la experiencia y la juventud. Mientras Janibek, de 31 años, ha demostrado ser uno de los púgiles más técnicos y potentes del momento, Lara sigue mostrando una calidad y temple admirables pese al paso del tiempo. Su estilo meticuloso, su precisión y su inteligencia sobre el ring siguen siendo su carta de presentación ante cualquier rival.
Una victoria en Texas colocaría a Erislandy Lara entre los nombres más grandes en la historia del boxeo cubano, al lado de figuras como Kid Chocolate o José Nápoles. Sería también una reivindicación de su capacidad para mantenerse competitivo en una división donde el poder físico suele imponerse sobre la técnica.
Desde el entorno del boxeador se respira plena confianza. Luis de Cuba Sr., de la promotora Warriors Boxing, afirmó que Lara está preparado mental y físicamente para sorprender al mundo. “La edad no es un obstáculo, es experiencia. Erislandy está más enfocado que nunca”, señaló.
El cubano sabe que esta podría ser su última gran cita sobre un cuadrilátero. Y como ha hecho durante toda su carrera, promete dejarlo todo por la gloria y por un legado que, gane o pierda, ya está asegurado entre los grandes del boxeo latinoamericano.