Saúl “Canelo” Álvarez sumó una nueva victoria a su ya ilustre carrera al imponerse por decisión unánime al cubano William Scull en una pelea por el título mundial supermediano celebrada el sábado 3 de mayo en el ANB Arena de Riad, Arabia Saudita. El combate, pactado a 12 asaltos, fue el evento principal de una cartelera que también incluyó a otro púgil antillano, Brayan León, quien salió vencedor por unanimidad frente a Aaron Guerrero. Canelo, de 34 años, ingresó al cuadrilátero con un récord de 62 victorias, dos derrotas y dos empates, además de 39 nocauts, y tras su triunfo sobre Scull aumentó su foja a 63-2-2.
El mexicano ha dominado la división de las 168 libras desde 2020, año en que comenzó su camino hacia la unificación de títulos ante rivales como Callum Smith y Billy Joe Saunders. En su última pelea, el 14 de septiembre de 2024, venció por decisión unánime a Edgar Berlanga, mostrando una precisión notable con un 49% de golpes de poder conectados. Esta vez, sin embargo, el espectáculo no alcanzó los niveles esperados.
William Scull, de 31 años, llegaba con un invicto de 23 peleas ganadas, incluyendo nueve por la vía del nocaut. Nacido en Matanzas y residente en Alemania, “El Indomable” había conquistado el cinturón de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) después de que Canelo declinara enfrentarlo en 2024. Su última actuación fue una victoria por decisión unánime sobre Vladimir Shishkin, donde demostró fortaleza defensiva y eficiencia con el golpeo. Con una ventaja de tres pulgadas de alcance sobre Álvarez, Scull apostó a su estilo técnico, basado en el jab y el movimiento constante.
En el desarrollo del combate, el cubano comenzó con una estrategia clara: moverse y evitar el contacto directo. En los primeros tres asaltos, se mostró escurridizo, logrando incluso conectar los mejores golpes en el tercero. El cuarto y quinto asalto mostraron a un Canelo menos activo, mientras Scull aprovechaba la distancia para marcar puntos. Sin embargo, en el sexto round el mexicano cambió el ritmo al presionar con mayor intensidad y conectar golpes al cuerpo, incluyendo un potente gancho al hígado que marcó un punto de inflexión.
Del séptimo al noveno asalto, la dinámica se mantuvo: Canelo presionaba, mientras Scull evitaba el intercambio con entradas y salidas rápidas. No obstante, en el noveno round el cubano logró impactar en varias ocasiones el rostro del mexicano, lo que generó cierta reacción del público. El décimo fue favorable a Scull, quien encontró mejor los espacios, mientras que el undécimo resultó parejo, aunque con poca acción ofensiva clara de ambos lados. En el duodécimo y último asalto, se incrementó el volumen de golpes, pero sin un dominio claro.
Finalmente, las tarjetas de los jueces reflejaron la superioridad del mexicano en potencia y golpes efectivos. Aunque fue un combate trabado y carente de emoción en largos tramos, la victoria de Canelo por decisión unánime fue justa. Scull, pese a perder el invicto, dejó claro que su estilo incómodo y técnico puede complicar a cualquier rival. A pesar del revés, el cubano se llevó una recompensa inesperada: seis millones de dólares ingresaron a su cuenta bancaria, una cifra que nunca antes había alcanzado en su carrera profesional. Para Canelo, fue una noche de trabajo difícil, pero suficiente para conservar su reinado en las 168 libras. La atención ahora se centra en su posible enfrentamiento de septiembre ante Terence Crawford, un duelo que promete mayores emociones y un reto de primer nivel.