La reciente orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, que impone nuevas restricciones migratorias a ciudadanos de 19 países, entre ellos Cuba, podría tener consecuencias significativas en el ámbito deportivo, específicamente de cara al Clásico Mundial de Béisbol 2026. La medida, que entra en vigor el próximo lunes, restablece políticas de control migratorio similares a las aplicadas en su primer mandato, bajo el argumento de reforzar la seguridad nacional. En este contexto, la situación de los peloteros cubanos, tanto los que residen en la isla como los que juegan en ligas extranjeras o en las Grandes Ligas, se torna particularmente delicada.
El Clásico Mundial de Béisbol es un torneo internacional que exige la movilización de jugadores desde diferentes partes del mundo hacia sedes como Puerto Rico, que al ser territorio estadounidense, está sujeta a las mismas regulaciones migratorias. Si bien existen excepciones para permitir el ingreso de atletas a eventos de esta magnitud, la nueva orden ejecutiva complica los trámites de visado, especialmente para quienes no tienen ya un estatus legal establecido en Estados Unidos. Esto afectaría directamente a jugadores cubanos en la MLB que no cuentan con residencia permanente o ciudadanía estadounidense, y mucho más a aquellos que están en ligas extranjeras como la NPB de Japón.
La inteligencia artificial Grok señala que aunque es probable que algunos jugadores puedan participar bajo excepciones especiales, también es cierto que las regulaciones del Departamento del Tesoro podrían impedir que peloteros que viven fuera de Cuba y juegan en la MLB representen a la selección cubana. Esta disyuntiva se agudiza por la necesidad de visas para ingresar a Puerto Rico, algo que añade una capa extra de incertidumbre a la planificación del torneo.
Por su parte, Google Gemini refuerza esta postura al señalar que, aunque el Clásico Mundial califica como un evento deportivo importante y podría tener ciertas concesiones, las restricciones impuestas por la designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo complican aún más el proceso. Además, cualquier jugador cubano que viaje a Cuba por entrenamientos o celebraciones podría poner en riesgo su posibilidad de reingresar a Estados Unidos, aun si cuenta con residencia permanente.
Los peloteros cubanos en Japón también se verían afectados por esta orden ejecutiva, ya que si no poseen visas válidas emitidas antes del 9 de junio de 2025, podrían enfrentar retrasos o incluso negaciones en la obtención de nuevas visas. La P-1, destinada a atletas de élite, aún estaría disponible, pero con condiciones más estrictas, como entrevistas en persona y verificaciones de antecedentes más exhaustivas.
Frente a este panorama, la Federación Cubana de Béisbol deberá actuar con urgencia y antelación si desea contar con una nómina competitiva para el Clásico Mundial 2026. La complejidad legal y migratoria exige planificación minuciosa, asesoría especializada y una gestión diplomática activa. Sin una respuesta pronta y coordinada, el equipo Cuba podría ver seriamente mermadas sus opciones deportivas, no por falta de talento, sino por barreras legales difíciles de sortear en el contexto actual.