La Embajada de Estados Unidos en Cuba emitió un comunicado en el que desmiente las afirmaciones del Gobierno cubano sobre las restricciones estadounidenses para la adquisición de alimentos, medicinas y equipamiento médico. Según la sede diplomática, la isla puede comprar estos productos libremente en el mercado internacional, incluyendo a través de terceros países, y las limitaciones existentes solo afectan a ciertas transacciones vinculadas a entidades controladas por los servicios de seguridad, sin impedir que Cuba acceda a insumos básicos. La nota enfatiza que los discursos oficiales que culpan a Washington por el desabastecimiento son falsos y que, en ocasiones, La Habana ha rechazado ayuda ofrecida por diplomáticos y congresistas estadounidenses para facilitar la adquisición de suministros médicos.
La aclaración llega en un momento de crisis sanitaria y falta de medicamentos en Cuba, situación que ha generado preocupación entre ciudadanos y profesionales de la salud. Mientras el gobierno cubano mantiene que el llamado “bloqueo” es responsable de la escasez, economistas independientes señalan que factores internos como la baja productividad, el déficit fiscal, la falta de inversión extranjera y un modelo centralizado incapaz de generar divisas sostenibles también explican gran parte del deterioro económico. Además, la corrupción dentro del régimen agrava la situación: GAESA, conglomerado militar cubano, acumula más de 18,000 millones de dólares mientras la población enfrenta carencias en bienes básicos y servicios esenciales.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla afirmó que el embargo causó daños estimados en 7,556 millones de dólares en 2024 y que, de no existir, el Producto Interno Bruto del país habría crecido un 9,2%. Sin embargo, la Embajada de Estados Unidos insiste en que Cuba puede realizar compras internacionales de productos esenciales y que las restricciones estadounidenses no constituyen un impedimento legal para adquirir alimentos o medicinas, dejando en evidencia que la explicación oficial no refleja la realidad de las posibilidades comerciales de la isla.
El comunicado también subraya que las leyes y regulaciones de Estados Unidos permiten explícitamente las exportaciones hacia Cuba y que cualquier dificultad financiera o comercial vinculada a entidades militares no afecta la capacidad del país para importar productos de terceros mercados. En consecuencia, el desabastecimiento persistente en la isla responde más a problemas estructurales internos, a la mala gestión económica y a la corrupción, que a restricciones externas, según el análisis de la representación diplomática estadounidense. La nota deja claro que la solución al suministro de insumos esenciales depende en gran medida de decisiones internas del gobierno cubano y de la transparencia en la gestión de recursos.