El cubano José Barrero regresa a las Grandes Ligas tras su ascenso desde la filial Triple-A de los St. Louis Cardinals, luego de un excelente arranque de temporada con los Memphis Redbirds. El infielder, de 27 años, bateó para .301 en 22 juegos, con 25 imparables, cinco dobles, un triple, cuatro cuadrangulares y 13 carreras impulsadas, además de una racha activa de ocho partidos consecutivos con al menos un hit. Su buen momento le valió una nueva oportunidad en MLB, y se espera que sea activado este lunes 28 de abril para el juego ante los Cincinnati Reds, equipo con el que debutó en 2020.
Barrero fue alguna vez el quinto mejor prospecto de los Reds, pero no logró consolidarse durante sus primeros años en las mayores, donde dejó un bajo promedio de .186 en 139 juegos. Tras una breve etapa en las ligas menores con los Texas Rangers, St. Louis lo firmó con un contrato de ligas menores e invitación al Spring Training. Aunque no hizo el equipo en ese momento, ahora tendrá una nueva oportunidad de demostrar su valía.
Sin embargo, mientras Barrero recibe una segunda chance, otro cubano que atraviesa un inicio estelar en Triple-A continúa inexplicablemente fuera de los planes inmediatos de los Cardinals. Se trata de César Prieto, quien ha sido, sin lugar a dudas, el jugador más productivo del equipo en Memphis durante este inicio de campaña. El versátil infielder está bateando por encima de .360, con gran capacidad de embasarse y un contacto constante que lo convierte en uno de los bates más calientes del sistema. Aun así, St. Louis ha decidido mantenerlo en las ligas menores y ni siquiera lo tiene en el roster de 40 hombres.
La decisión genera sorpresa y decepción entre los seguidores del talento cubano, ya que, en una organización distinta, Prieto probablemente ya estaría en las Grandes Ligas. La política conservadora de los Cardinals y la falta de espacio en su roster han frenado el ascenso de un jugador que no solo ha demostrado herramientas ofensivas de élite, sino también una gran versatilidad defensiva. Su exclusión del roster de 40 hombres no solo retrasa su debut, sino que además complica cualquier posible llamado a corto plazo, incluso si las circunstancias del equipo lo necesitaran.
Es una pena que un jugador con tanto potencial como Prieto esté atrapado en una franquicia que, históricamente, no ha sido generosa con las oportunidades a talentos emergentes, especialmente en el caso de peloteros internacionales. De haber estado en otra organización con más espacios o urgencias en el infield, su nombre probablemente ya figuraría en el lineup diario de algún equipo de MLB.
Por ahora, José Barrero tendrá la responsabilidad de aprovechar su regreso al máximo nivel, mientras César Prieto deberá seguir brillando en silencio en las menores, esperando que eventualmente la organización de St. Louis valore lo suficiente su desempeño como para brindarle la oportunidad que claramente se ha ganado en el terreno.