Aroldis Chapman continúa desafiando el paso del tiempo y consolidando su estatus como uno de los relevistas más temidos del béisbol moderno. A sus 37 años, el cubano ha logrado reinventarse en los Boston Red Sox, donde su impacto ha sido inmediato y profundo tanto en lo deportivo como en lo emocional dentro del vestuario. Su capacidad para seguir lanzando rectas que superan las 100 millas por hora ha devuelto a la franquicia de Boston una seguridad que hacía tiempo no encontraba en los innings finales.
Durante la temporada 2025, Chapman registró una efectividad de 1.17 y un WHIP de apenas 0.70, sumando además 32 salvamentos que lo colocaron entre los mejores cerradores de toda la MLB. Lo más impresionante es que no solo mantuvo su velocidad característica, sino que mejoró su control, reduciendo considerablemente su tasa de boletos y mostrando una madurez que complementa su arsenal de poder. Su consistencia desde el bullpen marcó una diferencia tangible para un equipo que buscaba recuperar su identidad competitiva.
Los aficionados del Fenway Park se acostumbraron a que su entrada al montículo significara casi el final del juego para los rivales. Cada aparición de Chapman fue un espectáculo en sí mismo: su presencia intimidante, la potencia de sus envíos y su ritual meticuloso antes de cada lanzamiento reforzaron su imagen de cerrador dominante. El cubano no solo ofreció outs, sino también liderazgo y ejemplo para los lanzadores más jóvenes del conjunto.
El impacto de Chapman va más allá de sus estadísticas. Su llegada revitalizó un bullpen que atravesaba un proceso de reconstrucción y sirvió de guía para una nueva generación de relevistas que lo observan como referente. Boston apostó por su experiencia al extenderle el contrato por una temporada más, con opción para 2027, una muestra de la confianza que la organización tiene en su profesionalismo y en su capacidad de seguir marcando el rumbo en los momentos de mayor presión.
Para el 2026, su misión será mantener la excelencia que lo ha caracterizado, continuar formando a los jóvenes brazos del equipo y consolidar su legado como uno de los relevistas más longevos y dominantes de su era. Aroldis Chapman ha demostrado que el talento, cuando se combina con disciplina y pasión, no conoce edad ni límites.