CUBA FUE ELEGIDO COMO LA SELECCION DE ALTETISMO MAS PODEROSA DEL MUNDIAL 2025

Cuba se ha consolidado históricamente como una potencia en el triple salto, una disciplina donde ha demostrado un talento casi inagotable a lo largo de las décadas. La isla caribeña ha cosechado un total de 15 medallas en Mundiales al aire libre y tres preseas olímpicas en esta especialidad, evidenciando su lugar privilegiado en el atletismo mundial. En los últimos años, incluso atletas nacidos en Cuba pero compitiendo para países europeos han copado podios olímpicos, como ocurrió en París 2024, donde Jordan Díaz ganó oro para España, Pedro Pablo Pichardo plata para Portugal y Andy Díaz bronce para Italia, dejando claro que el talento cubano sigue siendo decisivo más allá de sus fronteras.

Una de las claves de esta supremacía ha sido la formación técnica y científica impartida por figuras históricas como Julio Bécquer Pino, considerado el padre de la escuela cubana de saltos. Bécquer, de 84 años, fue director técnico del área nacional de saltos durante dos décadas y tuvo la oportunidad de formarse en la Unión Soviética a partir de 1964, donde se especializó en saltos horizontales. Su estancia en Moscú le permitió interactuar con grandes nombres de la disciplina, como Viktor Saneyev, triple campeón olímpico y plusmarquista mundial, y recibir enseñanza de entrenadores de élite como Vitold Kreyer y Leonid Shcherbakov, quienes dejaron una profunda influencia en su metodología.

A su regreso a Cuba, Bécquer aplicó los conocimientos adquiridos en la URSS, combinando ciencia del entrenamiento, fuerza rápida y velocidad, aprovechando la capacidad atlética natural de los cubanos, quienes eran excelentes velocistas. Esta visión permitió desarrollar un modelo de entrenamiento específico para triplistas que enfatizaba la coordinación y la fuerza explosiva, adaptado a las características de los atletas cubanos, logrando así resultados consistentes a nivel mundial.

El fruto de este enfoque se reflejó en atletas como Pedro Pérez Dueñas, quien batió el récord del mundo con un salto de 17,40 metros en los Juegos Panamericanos de Cali 1971, y en generaciones posteriores que incluyeron nombres como Yoelbi Quesada, Aliecer Urrutia, Yoandri Betanzos, Yargelis Savigne y Yamilé Aldama. Más recientemente, Leyanis Pérez y Liadagmis Povea ganaron oro y plata en el Mundial indoor de marzo en China, demostrando que Cuba continúa siendo referencia en la disciplina.

En Tokio, el triple salto sigue siendo una de las grandes esperanzas cubanas, con Leyanis Pérez llegando como la mejor de la temporada, aunque enfrentará a rivales de talla mundial como la venezolana Yulimar Rojas, considerada la mejor de la historia en la prueba. La tradición de excelencia y la formación científica y técnica transmitida de generación en generación garantizan que Cuba siga siendo cantera de triplistas de élite, capaces de competir y destacar en cualquier escenario internacional.

El éxito de los cubanos, incluso cuando representan a otras naciones, es un testimonio de la calidad del sistema de entrenamiento cubano y de su capacidad de formar atletas que trascienden fronteras. Esta combinación de historia, talento natural y ciencia deportiva mantiene a Cuba como una potencia indiscutible en el triple salto, capaz de seguir imponiéndose contra viento y marea en las competiciones mundiales más exigentes