Por más esperanzas que pudieran albergar sus seguidores, la realidad parece ineludible: la carrera de José Abreu en las Grandes Ligas ha llegado a su fin. El estelar inicialista cubano, quien durante casi una década fue sinónimo de consistencia y poder ofensivo en el béisbol estadounidense, no ha vuelto a ver acción en la MLB desde mediados de 2024 y todo indica que el telón ha caído definitivamente sobre su formidable trayectoria.
Después de ser dejado en libertad por los Houston Astros, Abreu intentó encontrar un nuevo aire en la liga profesional de Puerto Rico con los Senadores de San Juan. Allí, en un entorno competitivo pero menos exigente que el de la MLB, buscaba redimirse y mostrar que aún tenía combustible en el tanque. Sin embargo, su desempeño fue decepcionante: terminó con un promedio ofensivo de .221, porcentaje de embasado por debajo de .300 y acumuló 21 ponches en apenas 86 turnos al bate. Una línea estadística impropia de un jugador de su talla, y mucho más de un ex Jugador Más Valioso de la Liga Americana.
José Abreu alcanzó la gloria como estandarte de los Chicago White Sox, franquicia con la que debutó en 2014 tras una brillante carrera en Cuba. Desde su llegada a la MLB, impresionó con su fuerza al bate, su ética de trabajo y su profesionalismo. En nueve temporadas con los Medias Blancas, disparó 243 jonrones —tercero en la historia del equipo— y empujó 863 carreras —quinto en ese apartado—, consolidándose como uno de los grandes íconos de la franquicia. En ese período fue Novato del Año, participó en tres Juegos de Estrellas y ganó tres Bates de Plata, dejando una huella imborrable en la historia del club.
El traspaso a los Houston Astros a finales de 2022 parecía una nueva etapa prometedora. Con un contrato de 58.3 millones por tres años, la expectativa era alta. A pesar de que sus números ya no eran los de antaño, aún mostraba señales de productividad: en su último año con Chicago había registrado un OPS de .824. No obstante, el tiempo en Houston no fue lo que se esperaba. Su primera campaña concluyó con 90 carreras impulsadas, pero también con una línea ofensiva preocupante de .237/.296/.383, lo que ya evidenciaba un notorio descenso en su rendimiento.
En 2024, la situación empeoró drásticamente. En sus primeros 21 partidos, apenas conectó un extrabase —un doble— y registró un inusual promedio ofensivo de .099. La organización optó por enviarlo a las Menores para ajustar su mecánica de bateo, pero ni ese esfuerzo logró revertir la caída. Al regresar, su desempeño seguía siendo pobre, lo que llevó a los Astros a tomar la difícil decisión de despedirlo en junio.
Las estadísticas avanzadas confirmaron el declive: su velocidad promedio de salida descendió a 87.8 MPH, la más baja de su carrera, y el porcentaje de contactos fuertes (a más de 95 MPH) cayó drásticamente de 41.6% a 32.6%. A sus 38 años, José Abreu sigue cobrando su contrato, pero nadie ha mostrado interés en incorporarlo, ni siquiera por el salario mínimo. Es un desenlace triste pero común en un deporte implacable con el paso del tiempo.
El legado de José Abreu, sin embargo, permanece intacto. Fue uno de los grandes bateadores surgidos de las Series Nacionales de Cuba, un ejemplo de disciplina y entrega, y un referente para toda una generación de peloteros cubanos. Aunque su ciclo en las Mayores parece haber terminado, su huella perdurará en los libros de récords y en la memoria de los aficionados. Su nombre seguirá evocando respeto y admiración.